Y aconteció que a la mañana fué perturbado su espíritu; y envió a llamar a todos los magos de Egipto y a todos sus sabios; y contóles Faraón su sueño; mas no hubo quien se lo interpretase a Faraón.
Mas estas dos cosas te sucederán de repente, en un mismo día: pérdida de hijos y viudez; en su medida cumplida ya vienen sobre ti, a pesar de la multitud de tus hechizos, y de tus más poderosos encantamientos.
Respondió Daniel delante del rey, y dijo: El secreto que el rey ha demandado no pueden los sabios, ni los encantadores, ni los magos, ni los astrólogos mostrarlo al rey:
Este sueño ví yo, el rey Nabucodonosor; y tú, Beltsasar, dime la interpretación de él; por cuanto ninguno de los sabios de mi reino ha podido darme a conocer su interpretación; mas tú puedes, porque el espíritu de los santos dioses está en ti.
Entonces vinieron los magos, los encantadores, los caldeos y los astrólogos, y referí el sueño delante de ellos; pero no me dieron a conocer su interpretación.
Y ahora han sido traídos delante de mí los sabios, los encantadores, para leer este escrito, y hacerme conocer su interpretación: mas no han podido mostrar la significación de la cosa.