Mas al fin vino delante de mí Daniel, cuyo nombre es Beltsasar, conforme al nombre de mi dios, y en quien esta el espíritu de los santos dioses; y referí mi sueño delante de él, diciendo:
¡PÓSTRASE Bel, Nebo se abate! sus imágenes están puestas sobre bestias de carga, y sobre el ganado; esas cosas que vosotros solíais llevar, son alzadas, cual carga, sobre las bestias cansadas.
Acordóse entonces de los tiempos antiguos, de Moisés y de su pueblo, diciendo: ¿Dónde está Aquel que los hizo subir del Mar Rojo, con los pastores de su grey? ¿Dónde está Aquel que puso dentro de ellos su Espíritu Santo;
¡Publicad entre las naciones! ¡haced proclamación! ¡alzad la señal! ¡haced proclamación! ¡no lo encubráis! decid: ¡Tomada ha sido Babilonia! ¡Bel está avergonzado, Merodac aterrado! ¡sus imágenes están avergonzadas, sus ídolos aterrados!
Sobre lo más elevado de la serranía de Israel lo plantaré, y elevará su ramaje, y producirá su fruto, y vendrá a ser un cedro magnífico; y habitará debajo de él todo pájaro de toda especie; a la sombra de sus ramas habitarán.
También es muy ardua la cosa que demanda el rey, y no hay otro alguno que pueda mostrar el asunto del rey, fuera de los dioses, cuya morada no es con los mortales.
Habló Nabucodonosor, y les dijo: ¿Fué de propósito, oh Sadrac, Mesac y Abed-nego? ¿a mis dioses no daréis culto, ni adoraréis la imagen de oro que yo he hecho levantar?
Este sueño ví yo, el rey Nabucodonosor; y tú, Beltsasar, dime la interpretación de él; por cuanto ninguno de los sabios de mi reino ha podido darme a conocer su interpretación; mas tú puedes, porque el espíritu de los santos dioses está en ti.
Beltsasar, príncipe de los magos, por cuanto yo sé que el espíritu de los santos dioses está en ti, y que ningún secreto te causa afán, dime las visiones de mi sueño que he visto, y su interpretación.