¡Aparta tus ojos de mí, porque ellos me han vencido! Tus cabellos son como una manada de ovejas, que se recuestan en las laderas de Galaad.
Y ahora, déjame, para que se encienda mi ira contra él y los consuma; y yo haré de ti una nación grande.
Tus dientes, manada de ovejas que suben del lavadero: todas ellas con crías mellizas, y no hay estéril entre ellas.
ENTONCES Jehová me dijo: Aun cuando se me pusieran delante Moisés y Samuel, mi alma no estaría para con este pueblo: ¡échalos de mi vista, y salgan!