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Referencias Cruzadas

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Cantares 4:1

Biblia Version Moderna (1929)

¡HE aquí que eres hermosa, oh amiga mía, he aquí que eres hermosa! ¡Tus ojos son como palomas detrás de tu velo; tus cabellos, como manadas de cabras, que se recuestan en las laderas del monte Galaad;

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17 Referencias Cruzadas  

y así se prendará el Rey de tu hermosura: porque él es tu Señor; por tanto inclínate ante él.

¡He aquí que eres hermosa, oh amiga mía! ¡he aquí que eres hermosa! ¡tus ojos son como palomas!

Habla mi amado, y me dice: ¡Levántate, amiga mía, hermosa mía, y vente conmigo!

¡Paloma mía, tú que anidas en las grietas de la peña, en los escondrijos del precipicio, déjame ver tu rostro, déjame oír tu voz; porque tu voz es dulce, y tu rostro es gracioso!

¡Aparta tus ojos de mí, porque ellos me han vencido! Tus cabellos son como una manada de ovejas, que se recuestan en las laderas de Galaad.

Como granada partida son tus mejillas detrás de tu velo.

Tu cabeza posa sobre ti como el Carmelo; y tu suelta cabellera es lustrosa como la púrpura: ¡un rey está preso en tus trenzas!

Porque así dice Jehová acerca de la casa del rey de Judá: Tú me eres como Galaad, o la cima del Líbano; mas ciertamente te pondré como un desierto, como ciudades no habitadas.

Y salió tu renombre entre las naciones; en atención a tu hermosura, la cual era perfecta, a causa de mis adornos que yo había puesto sobre ti, dice Jehová el Señor.

¡Pastorea a tu pueblo con tu cayado, el rebaño de tu herencia, que habita solitario en la selva, en medio del Carmelo! ¡pazcan ellos en Basán y en Galaad, como en los días de la antigüedad!

MAS los hijos de Rubén y los hijos de Gad tenían inmensa muchedumbre de ganado; y al mirar la tierra de Jazer y la tierra de Galaad, vieron que el lugar era lugar a propósito para ganado.

Y Moisés dió la tierra de Galaad a Maquir, hijo de Manasés, el cual habitó en ella.

Tomad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí; porque soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas.

Empero nosotros todos, con rostro descubierto, mirando como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados en la misma semejanza, de gloria en gloria, así como por el Espíritu del Señor.




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