E hizo el rey Roboam en lugar de ellos escudos de bronce, y los depositó en manos de los capitanes de la guardia real, que guardaban la puerta de la casa del rey.
Pero de los hijos de Israel no sujetó Salomón a servidumbre a ninguno, sino que ellos eran los hombres de guerra, y sus siervos domésticos, y sus príncipes, y sus capitanes, y los comandantes de sus carros y de su caballería.
Y oró Eliseo, diciendo: ¡Jehová, ruégote le abras los ojos, para que pueda ver! Y Jehová abrió los ojos del mozo, y vió; ¡y he aquí que el cerro estaba lleno de caballos y carros de fuego en derredor de Eliseo!
Por lo cual aposté por las partes bajas del lugar, detrás del muro, y en los claros--aposté allí la gente, por parentelas, con sus espadas, sus lanzas y sus arcos.
¿Quién es ésta, que viene subiendo del desierto, como columnas de humo, perfumada con mirra y olíbano, y con todos los polvos aromáticos del traficante?
Y hubo guerra cruda contra los Filisteos todos los días de Saúl: y siempre que veía Saúl algún hombre poderoso, o algún hombre valiente, le tomaba consigo.
Y David respondió a Aquís: Por lo mismo tú sabrás lo que puede hacer tu siervo. Y dijo Aquís a David: Por tanto te voy a constituir guarda de mi cabeza para siempre.