¡Hasta que refresque el día y declinen las sombras de la tarde, vuelve, oh amado mío, sé como el corzo, o como el cervatillo, sobre las montañas escarpadas!
¡Yo os conjuro, oh hijas de Jerusalem, por las gacelas, y por las ciervas del campo, que no despertéis y que no quitéis el sueño a mi amada, hasta que ella quiera!
PORQUE la ley, teniendo meramente una sombra de los bienes venideros, no la imagen misma de las cosas, por medio de los mismos sacrificios, ofrecidos año por año, nunca puede perfeccionar a los que así se acercan a Dios:
los cuales sirven lo que es la mera representación y sombra de las cosas celestiales; así como Moisés fué amonestado por Dios cuando iba a construir el Tabernáculo; pues, Mira, le dice, que hagas todas las cosas conforme al diseño que te fué mostrado en el monte.
Y también tenemos, más firme, la palabra profética; a la cual hacéis bien en estar atentos, como a una lámpara que luce en un lugar tenebroso, hasta que el día esclarezca, y el lucero nazca en vuestros corazones;