Y sucedió que como acabasen los camellos de beber, tomó el hombre un pendiente de oro, de medio siclo de peso, y dos brazaletes para poner sobre sus manos, del peso de diez siclos de oro.
Y le pregunté, diciendo: ¿De quién eres hija? Y me respondió: Hija de Betuel, hijo de Nacor, a quien Milca le parió. Entonces le puse este pendiente en la nariz, y los brazaletes en las manos;
Faraón entonces quitóse de la mano su anillo de sellar, y lo puso en la mano de José; y le vistió con vestiduras de lino fino blanco, y púsole una cadena de oro al rededor del cuello;
Con sumo gozo me regocijaré en Jehová; mi alma se alegrará en mi Dios: porque me ha hecho vestir ropas de salvación, me ha cubierto con manto de justicia; como el novio, cual sacerdote, se viste espléndidamente, y como la novia se engalana con sus joyas.
Por lo cual presentamos como oblación a Jehová, cada uno de lo que ha cogido en alhajas de oro, como cadenillas para los tobillos y brazaletes, anillos, pendientes y collares de cuentas, por la protección de nuestras vidas delante de Jehová.