Ahora pues, mi padre os impuso un yugo pesado, pero yo añadiré todavía más sobre vuestro yugo; mi padre os castigó con látigos, yo empero os castigaré con escorpiones.
y les habló de acuerdo con el consejo de los jóvenes, diciendo: Mi padre hizo pesado vuestro yugo, pero yo añadiré todavía mas sobre él; mi padre os castigó con látigos, yo empero os castigaré con escorpiones.
Tú pues, oh hijo del hombre, no temas de ellos, ni de sus palabras has de temer; aunque ellos sean zarzas y espinos para contigo, y aunque tú habites en medio de escorpiones. No temas a causa de sus palabras, y de sus rostros no te acobardes; porque casa rebelde son.
Pues que el poder de los caballos en su boca está, y en sus colas; porque sus colas son parecidas a serpientes, y tienen cabezas; y con éstas hacen daño.
Y les fué permitido, no que los matasen, sino que fuesen los hombres atormentados por ellos, cinco meses; y su tormento era como el tormento que causa el escorpión cuando hiere a un hombre.