Y se consumirá todo el ejército del cielo; y los cielos se arrollarán como un libro; y toda su hueste caerá como la hoja marchita de la vid, o como la fruta ajada de la higuera.
Porque las montañas se alejarán, y los collados serán removidos; pero mi compasión no se alejará de ti, ni será removido mi pacto de paz, dice Jehová que se compadece de ti.
¡Verdaderamente mentiroso fué el auxilio que esperábamos de los collados, y de la bulla sobre las montañas! ¡verdaderamente en Jehová nuestro Dios está la salvación de Israel!
He aquí que estoy yo contra ti, oh Volcán destructor, dice Jehová, contra ti, que has destruído toda la tierra; y extenderé mi mano contra ti, y te haré rodar de entre las peñas; y haré que vengas a ser un volcán apagado.
y temblarán delante de mí los peces del mar, y las aves del cielo, y los animales del campo, y todo reptil que se arrastra sobre el suelo todo hombre que está sobre la haz de la tierra; y serán derribadas las montañas, y caerán los peñascos; y todo muro caerá a tierra.
Las montañas se estremecen delante de él, y los collados se derriten; asimismo la tierra se conmueve ante su presencia, el mundo también, y cuantos habitan en él.
¡Se para y mide la tierra! ¡echa una mirada, y hace estremecer a las naciones! se esparcen también como polvo las montañas sempiternas, se hunden los collados eternos; ¡suyos son los senderos de las eternidad!
Vendrá empero el día del Señor como ladrón; día en que los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos serán disueltos con ardiente calor; la tierra también y las obras que hay en ella serán abrasadas.