Y Jehová Dios había hecho nacer del suelo toda suerte de árboles gratos a la vista y buenos para comer, y el árbol de vida que estaba en medio del jardín, y el árbol del conocimiento de bien y del mal.
Y dijo Jehová Dios: He aquí que el hombre ha venido a ser como uno de nosotros, conociendo el bien y el mal; ahora pues, no sea que extienda la mano y tome también del árbol de la vida, y coma y viva para siempre:
Quien tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, le daré a comer del árbol de la vida, que está en medio del Paraíso de Dios.
Tenía un muro grande y alto, y tenía doce puertas, y en las puertas doce ángeles; y había nombres escritos en ellas, que son los nombres de las doce tribus de Israel.
Y no entrará jamás en ella ninguna cosa inmunda, ni quien haga abominación, o diga mentira; sino solamente aquellos que están escritos en el libro de la vida del Cordero.
Y de una y de otra parte del río, había el árbol de la vida, que lleva doce géneros de frutos, dando su fruto cada mes; y las hojas del árbol son para la sanidad de las naciones.
Y yo le dije: Señor, tú lo sabes. Y él me dijo: Éstos son los que salen de la grande tribulación, y lavaron sus ropas, y las emblanquecieron en la sangre del Cordero.