y adoraron al dragón que había dado autoridad a la bestia; y adoraron a la bestia, diciendo: ¿Quién hay como la bestia? ¿y quién puede lidiar contra ella?
y el humo de su tormento asciende para siempre jamás; y no tienen descanso día ni noche los que adoran a la bestia y a su imagen, y cualquiera que recibe la marca de su nombre!
Y la gran ciudad fué dividida en tres partes, y las ciudades de las naciones cayeron: y la gran Babilonia vino en memoria delante de Dios, para que se le diese el cáliz del vino de su ira.
diciendo: ¡Ay, ay de aquella gran ciudad, que iba vestida de lino fino blanco y de púrpura, y de escarlata, y adornada de oro, y de piedras preciosas, y de perlas;