ESCUCHAD esta palabra que Jehová ha hablado contra vosotros, oh hijos de Israel, (contra toda la familia que hice subir de la tierra de Egipto,) diciendo:
el cual dijo: ¡Atended, oh Judá, y vosotros los habitantes de Jerusalem, y tú, el rey Josafat! Así os dice Jehová: No temáis vosotros, y no os acobardéis delante de esta tan grande muchedumbre de gentes; porque no es de vosotros la batalla, sino de Dios.
¡Escuchadme a mí, oh casa de Jacob, y todo lo que queda de la casa de Israel; los por mí alzados en brazos desde el nacimiento, os llevados desde el seno maternal!
Porque del modo que se junta el cinto con los lomos de un hombre, así hice juntarse conmigo a toda la casa de Israel, y a toda la casa de Judá, dice Jehová; ha fin de que fuese mi pueblo, para renombre, y para alabanza, y para gloria: mas ellos no quisieron escuchar.
Y la muerte será escogida antes que la vida por todo el resto que quedare de esta familia perversa; aquellos que quedaren en todos los lugares adonde los habré arrojado, dice Jehová de los Ejércitos.
¡OÍD el oráculo de Jehová, oh hijos de Israel! porque Jehová tiene una contienda con los habitantes del país, por cuanto no hay verdad, y no hay misericordia, y no hay conocimiento de Dios en la tierra.
¡OÍD esto, oh sacerdotes! ¡escuchad también, los de la casa de Israel; y los de la casa del rey, prestad oído; porque este juicio es para vosotros! puesto que vosotros habéis sido un lazo en Mizpa, y una red tendida sobre el Tabor.
ESCUCHAD esta palabra, oh vacas de Basán, las que estáis en el monte de Samaria, las que oprimís a los desvalidos, las que quebrantáis a los necesitados, las que decís a vuestros señores: Traed vino, para que bebamos.
Por tanto, así dice Jehová el Señor: He aquí que yo tengo tramado contra esta familia un mal del cual no podréis sustraer vuestras cervices, y bajo el cual no andaréis ya ensoberbecidos; porque el tiempo será malo.
¡Ay de los habitantes de la costa del mar, la nación de los Kereteos! El oráculo de Jehová está contra ti, oh Canaán, tierra de los Filisteos; te destruiré de modo que no haya en ti más habitante.