Y aconteció que a su regreso, habiendo recibido el reino, mandó llamar a sí a aquellos siervos, a quienes había dado el dinero, para saber lo que había negociado cada uno.
por cuanto él ha determinado un día en que juzgará al mundo con justicia por un varón a quien él ha designado; de lo cual ha dado certeza a todos los hombres, levantándole de entre los muertos.
Te requiero solemnemente, en presencia de Dios, y de Cristo Jesús, y de los ángeles escogidos, que guardes estas cosas sin preocupación, no haciendo nada por parcialidad.
mas ha sido ahora manifestada por medio del aparecimiento de nuestro Salvador Cristo Jesús, el cual ha abolido la muerte, y ha sacado a luz la vida y la inmortalidad por medio del evangelio;
¶Trae estas cosas a su memoria, requiriéndoles solemnemente delante del Señor, que no contiendan sobre palabras, que para nada aprovechan, sino para trastornar a los oyentes.
Asimismo me librará el Señor de toda obra mala, y me llevará con seguridad a su reino celestial; a él sea la gloria, por los siglos de los siglos. Amén.
de ahora en adelante me está reservada la corona de justicia, que me dará el Señor, el justo Juez, en aquel día; y no solo a mí, sino a todos los que aman su aparecimiento.
para que la prueba de vuestra fe (la cual es mucho más preciosa que el oro que perece, aunque sea acrisolado por medio del fuego), sea hallada redundante en alabanza y gloria y honra, al tiempo de la manifestación de Jesucristo;
porque recibió de parte de Dios Padre honra y gloria, cuando una voz descendió a él desde la magnífica gloria, diciendo: Éste es mi amado Hijo, en quien tengo mi complacencia.
He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá; y también aquellos que le traspasaron; y todas las tribus de la tierra plañirán a causa de él. Así sea. Amén.