¶Por lo cual Jehová envió la peste en medio de Israel, desde aquella mañana hasta el tiempo señalado; y murieron del pueblo, desde Dan hasta Beer-seba, setenta mil hombres.
Por lo cual dijo el rey a Joab, jefe del ejército que tenía: Quiero que recorras todas las tribus de Israel, desde Dan hasta Beer-seba, y hagas alistamiento del pueblo, para que yo sepa el número de la gente de guerra.
Joab hijo de Sarvia comenzó a numerarlos, mas no acabó, pues hubo por eso explosión de ira contra Israel; ni fué puesto el número en el registro, en las crónicas del rey David.
En efecto, salió el ángel de Jehová, e hirió en el campamento de los Asirios ciento ochenta y cinco mil hombres; y cuando se levantaron por la mañana los que sobrevivieron, he aquí que todos ellos eran cuerpos muertos.
¡Jehová, he oído la fama de ti, y estoy atemorizado! ¡Oh Jehová, aviva tu obra en medio de los años, en medio de los años date a conocer, en la ira acuérdate de la misericordia!
Y miré, y he aquí un caballo pálido, y aquel que estaba sentado sobre él se llamaba la Muerte; y el mundo de los muertos seguía en pos de él. Y a éstos les fué dada autoridad sobre la cuarta parte de la tierra, para matar a espada, y con hambre, y con peste, y por medio de las fieras de la tierra.
¶Mas hizo Dios estrago entre los hombres de Bet-semes, porque miraron dentro del Arca de Jehová; por lo cual hirió del pueblo setenta hombres y cincuenta mil hombres. Y prorrumpió el pueblo en llanto, porque Jehová había causado entre el pueblo gran mortandad.