Luego habló ella, diciendo: Ciertamente desde un principio debiera haberse dicho: A lo menos se ha de preguntar a los de Abel; y así se hubiera acabado ya el asunto.
Y habiéndosele acercado éste, le preguntó la mujer: ¿Eres tú Joab? Y él contestó: Sí, soy. Entonces ella le dijo: Oye las razones de tu sierva. A lo que dijo él: Escuchando estoy.