Y le dijo Abner: Desvíate hacia la diestra o hacia la siniestra, y echa mano de alguno de los mancebos, y toma para ti sus despojos. Pero no quiso Asael volverse de en pos de él.
Abner pues volvió a decirle a Asael otra vez: Apártate de en pos de mí; ¿por qué he de derribarte en tierra? ¿cómo podría yo entonces alzar mi rostro delante de Joab tu hermano?
Entonces le arrebató el Espíritu de Jehová, de manera que descendió a Ascalón, e hirió de ellos treinta hombres, y quitándoles los despojos, dió las mudas de ropa a los que habían declarado el enigma: luego, encendido en cólera, subió a casa de su padre.