Porque aun cuando todos los de la casa de mi padre no éramos sino dignos de muerte para con mi señor el rey, sin embargo pusiste a tu siervo entre los que comen a tu mesa: ¿qué derecho pues me queda todavía para reclamar más de parte del rey?
Y había un siervo de la casa de Saúl que se llamaba Siba, a quién llamaron ante David. Y le dijo el rey: ¿Eres tú Siba? A lo que respondió: Ese soy yo, siervo tuyo.
Y le dijo David: No temas; porque ciertamente te he de hacer merced, por amor de Jonatán tu padre; también te restituiré todas las tierras de Saúl tu padre; y comerás pan siempre a mi mesa.