Por fin encontróse Absalom con los siervos de David. Y Absalom iba montado en un mulo; y pasando el mulo por debajo del ramaje de un gran roble, se le prendió fuertemente la cabeza en el roble; y él quedó suspendido entre el cielo y la tierra; y el mulo que tenía debajo de sí, pasó adelante.
Y huyeron los restos a Afec, dentro de la ciudad, donde cayó el muro sobre veinte y siete mil hombres de los que habían quedado: Ben-hadad también huyó, y entrando en la ciudad, se escondió en un aposento que estaba dentro de otro aposento.
Y sucedió que como ellos iban huyendo delante de Israel, en la bajada de Bet-horón, Jehová arrojó sobre ellos piedras grandes desde el cielo, hasta que llegaron a Azeca, de manera que murieron; fueron más los muertos por las piedras de granizo, que aquellos que los hijos de Israel mataron a espada.