¶Entretanto se fugó Absalom. Alzando entonces los ojos el mancebo que estaba de atalaya, miró, y he aquí mucha gente que venía por un camino a sus espaldas, en la falda de la montaña.
Y aconteció que como él acabase de hablar, he aquí a los hijos del rey, que acababan de llegar. Y alzando la voz, lloraron; y el rey también y todos sus siervos lloraron con llanto muy grande.
Dijo pues la mujer: ¿Y por qué has imaginado tal cosa contra el pueblo de Dios? pues que hablando el rey de esta manera, se hace como culpable, por cuanto el rey no hace volver a su propio desterrado.
Y respondió Absalom a Joab: He aquí que envié a ti, diciendo: Ven acá, para que te envíe al rey, con el fin de decirle: ¿A qué propósito he venido de Gesur? bueno me fuera estar todavía allí. Ahora pues, vea yo la cara del rey; y si hay en mí iniquidad, ¡quíteme él la vida!
Porque tu siervo hizo un voto, mientras yo estaba en Gesur, en Siria, diciendo: Si en verdad Jehová me hiciere volver a Jerusalem, entonces serviré a Jehová.