EMPERO la serpiente era más astuta que cualquiera de los animales del campo que Jehová Dios había hecho; y dijo a la mujer: ¿Conque ha dicho Dios: No comeréis de ningún árbol del jardín?
Y se vió Amnón en apuros, hasta ponerse enfermo, a causa de su hermana Tamar; porque como era virgen, le parecía a Amnón que sería árdua empresa hacerle cosa alguna.
Tomó entonces la palabra Jonadab hijo de Simea, hermano de David, y dijo: No diga mi señor que todos los jóvenes, los hijos del rey, son muertos; pues que Amnón solo es muerto; porque por orden de Absalom ha sido determinado esto desde el día que forzó a su hermana Tamar.
Éste pues le dijo: ¿Por qué tú, siendo hijo del rey, vas macilento de día en día? ¿no quieres decírmelo? Y Amnón le respondió: Estoy enamorado de Tamar, hermana de mi hermano Absalom.
Envió pues Joab a Tecoa, y trajo de allí una mujer sabia, y le dijo: Ruégote que finjas estar de duelo y que vistas traje de luto, y no te unjas de aceite, sino que aparentes ser una mujer que ya ha mucho que está de duelo por un difunto.
Entonces le dijo Zeres su mujer, con todos sus amigos: Manda hacer una horca de la altura de cincuenta codos; y por la mañana habla al rey para que cuelguen a Mardoqueo en ella; luego entrarás con el rey al banquete gozoso. Y la propuesta pareció buena a Hamán; e hizo preparar la horca.
Y refirió Hamán a Zeres su mujer y a todos sus amigos todo lo que le había acontecido. Entonces le dijeron sus sabios y Zeres su mujer: Si de raza judaica es Mardoqueo, delante de quien tú has comenzado a caer, no le vencerás, sino que caerás del todo delante de él.
¡Ciertamente mi pueblo es necio, no me han conocido; hijos insensatos son, y no tienen inteligencia; sabios son para hacer el mal, pero nada saben de hacer el bien!
Luego preguntó Samuel a Isaí: ¿Han acabado de pasar los jóvenes? Y él respondió: Aún queda el menor; y he aquí que está apacentando las ovejas. Dijo entonces Samuel a Isaí: Envía a traerle; porque no nos pondremos a la mesa hasta que él haya venido acá.