Volvió pues Abner a Hebrón; y Joab le llamó aparte en medio de la puerta para hablar con él privadamente: e hirióle allí en el vientre, de modo que murió, por la sangre de Asael su hermano.
Los dichos de su boca son más blandos que manteca; pero hay guerra en su corazón: sus palabras son más suaves que el aceite; mas ellas son espadas desenvainadas.
Por tanto, así dice Jehová de los Ejércitos: He aquí que a los derretiré, y los ensayaré; ¿pues qué otra cosa habré de hacer a causa de la hija de mi pueblo?