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Referencias Cruzadas

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2 Samuel 12:20

Biblia Version Moderna (1929)

Entonces David se levantó de tierra y lavóse, y se ungió, y mudó sus vestidos, y fué a la Casa de Jehová, y adoró. En seguida volvió a su casa, y cuando pidió, le sirvieron la comida, y comió.

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20 Referencias Cruzadas  

Pero David advirtió que sus siervos se estaban hablando al oído, de donde entendió David que era muerto el niño. Con lo cual David dijo a sus siervos: ¿Ha muerto el niño? Y ellos respondieron: Ha muerto.

Por lo cual le decían sus siervos: ¿Qué es esto que has hecho? ¡Por causa del niño, estando aún vivo, ayunabas y llorabas; mas luego que murió el niño te levantaste y comiste pan!

Envió pues Joab a Tecoa, y trajo de allí una mujer sabia, y le dijo: Ruégote que finjas estar de duelo y que vistas traje de luto, y no te unjas de aceite, sino que aparentes ser una mujer que ya ha mucho que está de duelo por un difunto.

¶También Mefiboset hijo de Saúl descendió a recibir al rey; y no se había curado los pies, ni compuesto la barba, ni se había hecho lavar sus ropas, desde el día que salió el rey hasta el día que volvió en paz.

¶Metieron pues el Arca de Jehová, y la colocaron en su lugar, en medio del Tabernáculo que le había tendido David. Luego ofreció David holocaustos delante de Jehová, y sacrificios pacíficos.

¶Entonces el rey David fué y se sentó delante de Jehová, y dijo: ¿Quién soy yo, oh Señor, Jehová, y cuál es mi casa, para que me hayas elevado hasta tal punto?

¶Entonces Job se levantó, y rasgó su manto, y rapóse la cabeza, y cayó en tierra, y adoró:

Pero él le dijo: Como suele hablar cualquiera de las insensatas, has hablado tú. ¿Qué? ¿aceptaremos el bien de parte de Dios, y el mal no lo hemos de aceptar? En todo esto no pecó Job con sus labios.

¡BENDICE, oh alma mía, a Jehová, y todas mis entrañas bendigan su santo nombre!

Compasivo y benigno es Jehová; lento en iras, y grande en misericordia.

¡Enmudezco, no abriré mi boca; por cuanto tú lo has hecho!

¡Venid, postrémonos, y encorvémonos; arrodillémonos ante Jehová nuestro Hacedor!

No seas sabio a tus propios ojos; teme a Jehová y apártate del mal;

Sean tus ropas en todo tiempo blancas, y nunca falte el ungüento sobre tu cabeza.

Mas tú, cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro,

No ungiste mi cabeza con aceite; mas ésta con ungüento me ha ungido los pies.

Lávate pues, y úngete, y ponte tus mejores ropas, y baja a la era; mas no te des a conocer al hombre hasta que haya acabado de comer y beber.

Ahora pues, ruégote perdones mi pecado, y vuelvas conmigo para que adore a Jehová.

Con esto, volvió Samuel en pos de Saúl; y adoró Saúl a Jehová.




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