Entonces David dijo al mensajero: Así dirás a Joab: No te desalientes por este suceso; porque a este y a esotro devore la espada. Haz más fuerte tu combate contra la ciudad hasta derribarla: y tú mismo, le dijo al mensajero, le has de alentar.
Que irremisiblemente hemos de morir, y somos como agua derramada sobre la tierra, la cual no puede ser recogida; y Dios no quiere quitar la vida, sino antes busca arbitrios para que el desterrado no permanezca alejado de él.
Y SUCEDIÓ que pasados ya muchos días, en el año tercero tuvo Elías revelación de Jehová, que decía: Anda, muéstrate a Acab, porque voy a dar lluvia sobre la tierra.
Levántate, desciende al encuentro de Acab rey de Israel, que está en Samaria; he aquí que está en la viña de Nabot, adonde ha descendido para tomar posesión de ella:
Entonces el ángel de Jehová dijo a Elías tesbita: Levántate, sube a encontrarte con los mensajeros del rey de Samaria, y les dirás: ¿Será que por no haber Dios en Israel, vosotros vayáis a consultar a Baal-zebub, dios de Ecrón?
Y las cosas del rey David, las primeras y las postreras, he aquí que están escritas en la historia del vidente Samuel, y en la historia de Natán profeta, y en la historia de Gad vidente;
Entonces vino el profeta Isaías al rey Ezequías, y le preguntó: ¿Qué te han dicho esos hombres? ¿y de dónde han venido a ti? Y respondió Ezequías: De una tierra lejana han venido a mí; de Babilonia.