En seguida clamó a su marido, diciendo: Ruégote que me mandes uno de los mozos, y una de las asnas, para que yo vaya corriendo al varón de Dios; y luego volveré.
Y como Lidda estaba cerca de Joppe, los discípulos, oyendo que Pedro estaba allí, le enviaron dos hombres, a suplicarle, diciendo: No te tardes en venir a nosotros.