Entonces le dijo Eliseo: ¿Qué podré yo hacer por ti? Dime ¿qué tienes en casa? Y ella respondió: Nada tiene tu sierva en casa sino una botija de aceite.
A lo que ella respondió: ¡Vive Jehová tu Dios! que no tengo ni siquiera una torta, sino tan sólo un puñado de harina en la orza, y un poco de aceite en la alcuza; y he aquí que estoy recogiendo dos palitos para ir y aderezarlo para mí y mi hijo, para que comamos, y después muramos.
Y aconteció que cuando hubieron pasado, Elías dijo a Eliseo: Pide lo que he de hacer por ti, antes que sea quitado de contigo. Entonces dijo Eliseo: Ruégote que tenga yo, cual hijo tuyo, una porción doble de tu espíritu.
Escuchad, amados hermanos míos: ¿No ha escogido Dios a los que son pobres en cuanto al mundo, para que sean ricos en fe, y herederos del reino que tiene prometido a los que le aman?