teniendo los ojos llenos de adulterio, y que no pueden cesar de pecar; atrayendo con halagos las almas inconstantes; teniendo un corazón ejercitado en la avaricia; hijos de maldición,
No habrá de allí en adelante un niño de pocos días, ni anciano que no haya cumplido el número de sus días; sino que el niño morirá siendo de cien años, y el pecador de cien años será maldito.
y diles: Así dice Jehová el Señor: ¡Ay de las mujeres que cosen cojines para todas las coyunturas de los brazos, y que hacen almohadillas para la cabeza de personas de toda estatura, para cazar las almas. ¿Querréis acaso cazar las almas de mi pueblo, y dar vida a las almas de vuestros secuaces?
¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque os tragáis las casas de las viudas, y, por un disfraz, hacéis largas oraciones: por esto llevaréis más abundante condenación.
porque los tales no sirven a nuestro Señor Jesucristo, sino a sus mismos vientres; y con palabras melosas y adulaciones, engañan los corazones de los sencillos.
en medio de los cuales también nosotros todos en un tiempo vivíamos, en las concupiscencias de nuestra carne, cumpliendo los deseos de la carne y de los pensamientos; y éramos por naturaleza hijos de ira, así como los demás.
para que ya no seamos niños, fluctuando de acá para allá, y llevados en derredor por todo viento de enseñanza, por medio de las tretas de los hombres, y su astucia en las artes sutiles del error;
Nadie os defraude de vuestro premio, complaciéndose en una humildad exagerada y culto de los ángeles; entremetiéndose en cosas que nunca vió, hinchado vanamente por su ánimo carnal;
Porque, profiriendo palabras hinchadas, llenas de vanidad, atraen con el cebo de apetitos carnales, por medio de la lascivia, a los que por un poco de tiempo iban escapando de los que viven en el error;
También en avaricia, con palabras engañosas, harán tráfico de vosotros; el juicio de los cuales ya de largo tiempo atrás no se tarda, y su destrucción no se duerme.
como también dice lo mismo en todas sus epístolas, hablando en ellas de estas cosas; en las cuales epístolas hay algunas cosas difíciles de entender, que los ignorantes e inconstantes tuercen, así como hacen con las demás Escrituras, para su propia destrucción.
Porque todo lo que hay en el mundo, la concupiscencia de la carne, y la concupiscencia de los ojos, y la vanagloria de la vida, no procede del Padre, sino que es del mundo.
¡Ay de ellos! porque andan en el camino de Caín, y se lanzan inconsideradamente tras el error de Balaam, con esperanza de una sórdida recompensa, y perecen en la contradicción de Coré.
Y fué arrojado el grande dragón, aquella serpiente antigua que es llamada el Diablo y Satanás, el cual engaña a todo el mundo; arrojado fué a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados juntamente con él.