es a saber, que Dios estaba en Cristo, reconciliando consigo mismo al mundo, no imputando a los hombres sus transgresiones; y a nosotros nos ha encomendado la palabra de la reconciliación.
yo en ellos, y tú en mí, para que ellos sean hechos perfectos en la unidad; para que conozca el mundo que tú me enviaste, y que los has amado a ellos, así como me has amado a mí.
Y sin controversia alguna, grande es el misterio de la piedad, es a saber: Aquel que fué manifestado en la carne, justificado en el espíritu, visto de ángeles, predicado entre las naciones, creído en el mundo, recibido arriba en gloria.