Mas por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia que me fué dada, no fué en vano; antes bien he trabajado más abundantemente que todos ellos; mas no yo, sino la gracia de Dios que estaba conmigo.
Según la gracia de Dios que me ha sido dada, como arquitecto sabio, yo eché el cimiento, y otro edifica sobre él: pero mire cada uno cómo edifica sobre él.
Y él me ha dicho: Bástate mi gracia; pues que mi poder se perfecciona en tu flaqueza. Por tanto yo muy gustosamente me gloriaré con preferencia en mis flaquezas, para que el poder de Cristo haga morada conmigo.
Y las cosas que has oído de mi parte, confirmadas por medio de muchos testigos, encomiéndalas a hombres fieles, que sean idóneos para enseñarlas a otros también.
Toda buena dádiva y todo don perfecto de arriba es, descendiendo del Padre de las luces, de parte de quien no puede haber variación, ni sombra de mudanza.