¶¡Me he hecho un insensato! vosotros me compelisteis; pues yo debiera haber sido encomiado por vosotros: porque en nada he sido inferior a los más eminentes apóstoles; aunque nada soy.
De igual manera vosotros también, cuando hubiereis hecho todo lo que os es mandado, decid: Siervos inútiles somos; porque lo que era de nuestra obligación hacer es lo que hemos hecho.
Y si tuviere el don de profecía, y supiere todos los misterios, y toda la ciencia; y si tuviere toda la fe, de modo que pudiese remover montañas, mas no tuviere amor, nada soy.
Mas ora sea que suframos, es para vuestra consolación y salvación; ora que seamos consolados, es para vuestra consolación, la cual obra en el sufrir con paciencia los mismos padecimientos que nosotros también sufrimos.
Bien que pudiera; porque aun cuando quisiese gloriarme, no sería un insensato, pues que diría la verdad: mas me contengo para que nadie me conceptúe superior a lo que me ve, u oye respecto de mí.
¿COMENZAMOS acaso otra vez a encomendarnos a nosotros mismos? ¿o necesitamos, por ventura, como algunos, epístolas de recomendación para vosotros, o de vuestra parte?