de manera que quien se bendijere en la tierra, se bendiga en el Dios de verdad; y quien jurare en la tierra, jure por el Dios de verdad; porque habránse olvidado las aflicciones anteriores, y porque estarán encubiertas a mis ojos.
Porque nosotros somos la verdadera circuncisión, los cuales adoramos a Dios en espíritu, y nos gloriamos en Cristo Jesús, y no ponemos confianza alguna en la carne.