Ahora pues, mi padre os impuso un yugo pesado, pero yo añadiré todavía más sobre vuestro yugo; mi padre os castigó con látigos, yo empero os castigaré con escorpiones.
Y pasarán por la tierra mal parados y hambrientos: y sucederá que cuando tuvieren hambre, se irritarán, y maldecirán a su rey y a su Dios, volviendo sus caras hacia arriba.
Por tanto yo también me portaré con ellos en ira ardiente; no perdonará mi ojo, ni tendré piedad; y ellos clamarán en mis oídos con voz grande, mas no los oiré.
Una vez que se haya levantado el padre de familia, y haya cerrado la puerta, y comenzareis, estando fuera, a llamar a la puerta, diciendo: Señor, ábrenos; y él respondiendo, os dijere: No os conozco ni sé de dónde sois.