Y colocaron el Arca de Dios sobre un carro nuevo, y la llevaron de casa de Abinadab, que estaba en el collado; y Uza y Ahío, hijos de Abinadab, dirigían el carro nuevo.
Las vacas entonces tomando la vía recta por el camino de Bet-semes, seguían un mismo camino, andando y mugiendo; mas sin apartarse a diestra ni a siniestra: y los príncipes de los Filisteos siguieron tras ellas hasta el confín de Bet-semes.
Y ellos preguntaron: ¿Cuál es la ofrenda por la culpa que debemos pagarle? Y respondieron: Conforme al número de los príncipes de los Filisteos, cinco tumores de oro y cinco ratones de oro; porque una misma plaga ha tocado a todos vosotros y a vuestros príncipes.