Y le cortaron la cabeza, y le despojaron de sus armas; y las enviaron en derredor por el país de los Filisteos, para que se publicara la nueva en las casas de sus ídolos, y entre su pueblo.
No lo anunciéis en Gat, ni deis la nueva por las calles de Ascalón; no sea que se alegren las hijas de los Filisteos, no sea que se regocijen las hijas de los incircuncisos.
Por lo cual corrió David, y poniéndose sobre el filisteo, cogió su misma espada, y sacándola de la vaina, le acabó de matar, cortándole con ella la cabeza. Y como viesen los Filisteos que era muerto su héroe, huyeron.
Entonces dijo Saúl a su paje de armas: Saca tu espada, y traspásame con ella; no sea que vengan estos incircuncisos, y me traspasen, y sacien su venganza en mí. Mas no quiso su paje de armas, porque tuvo gran temor: por lo cual tomó Saúl su espada, y cayó sobre ella.