Y MIENTRAS oraba Esdras y hacía oración, llorando, y postrándose a tierra delante de la Casa de Dios, se juntó en derredor de él una grandísima asamblea de Israel, hombres, y mujeres, y niños; porque el pueblo lloraba con lloro grande.
Llegaron pues David y sus hombres a la ciudad, y ¡he aquí que estaba quemada a fuego, y sus mujeres, y sus hijos, y sus hijas, habían sido llevados cautivos!
Llegó pues, y he aquí que Elí estaba sentado sobre una silla al lado del camino, atalayando; porque temblaba su corazón por el Arca de Dios. Y cuando aquel hombre vino a dar las nuevas en la ciudad, toda la ciudad dió gritos.