¶Y Samuel era ya muerto, y todo Israel le había hecho lamentación; y le habían enterrado en Ramá, es decir, en su propia ciudad; y Saúl había extirpado del país los nigromantes y los adivinos.
Por tanto, el hombre o la mujer en quien haya espíritu pitónico, o que sea adivino, serán muertos irremisiblemente; los matarán a pedradas: recaiga su sangre sobre ellos.
Asimismo la persona que se volviere a los nigrománticos y a los adivinos, para ir fornicando en pos de ellos, yo pondré mi rostro contra la tal persona, y la cortaré de en medio de su pueblo.
Porque la rebeldía es como el pecado de sortilegio, y la obstinación, como la idolatría y el culto de imágenes. ¡Por cuanto tú has desechado la palabra de Jehová, él también te ha desechado a ti, para que no seas rey!
Y MURIÓ Samuel; y reunióse todo Israel, y le hicieron lamentación, y le enterraron en su casa, en Ramá. Después de esto David se levantó, y fuese al desierto de Parán.
Mas la mujer le contestó: He aquí tú sabes lo que ha hecho Saúl, cómo ha hecho cortar de la tierra a los nigromantes y los adivinos: ¿por qué pues quieres poner trampa a mi vida. para hacerme morir?