Ahora bien, no caiga mi sangre a tierra, desechada de la presencia de Jehová; porque ha salido el rey de Israel a buscar una pulga; como quien persigue una perdiz en las montañas.
He aquí que enviaré a traer muchos pescadores, dice Jehová, que los pesquen; y después enviaré a traer muchos cazadores que los cacen por todas las montañas, y por todos los collados y por las hendiduras de las peñas.
¶Y mientras aun hablaba, he aquí que Judas, uno de los doce, vino; y con él una gran multitud, con espadas y palos, por parte de los jefes de los sacerdotes y los ancianos del pueblo.
En aquella hora dijo Jesús a las turbas de gente: ¿Habéis salido a prenderme, como a un ladrón, con espadas y con palos? Todos los días me sentaba en el Templo, enseñando, y no me prendisteis.
Y, padre mío, mira, sí, mira la falda de tu manto en mi mano; que en cortarte yo la falda de tu manto, sin matarte, bien puedes saber y ver que no hay en mi mano maldad ni transgresión alguna; y que no he pecado contra ti, aunque tú estás cazando mi vida para quitármela.
Esto no obstante, se ha levantado un hombre que te persigue y que busca tu vida: mas será la vida de mi señor atada en un mismo haz de vida con Jehová tu Dios: pero las vidas de tus enemigos él mismo las arrojará de sí, como de en medio de una honda.