David pues se quedó en el desierto, en lugares fuertes, y habitaba en un monte en el desierto de Zif: entre tanto le buscaba Saúl todos los días; mas no le entregó Dios en su mano.
Entonces mandó el rey a Jerameel hijo de Hamelec, y a Seraya hijo de Azriel, y a Selemías hijo de Abdeel, que prendiesen a Baruc escriba, y a Jeremías profeta; pero los escondió Jehová.
mis persecuciones, mis padecimientos: sabes cuales cosas me sucedieron en Antioquía, en Iconio, en Listra; qué persecuciones sufrí; y de todas ellas me libró el Señor.
Y fué dado aviso a Saúl de que David había ido a Ceila. Entonces dijo Saúl: Le ha desamparado Dios, entregándole en mi mano; ya que él mismo se ha encerrado, entrando en una ciudad de puertas y barras.
Y, padre mío, mira, sí, mira la falda de tu manto en mi mano; que en cortarte yo la falda de tu manto, sin matarte, bien puedes saber y ver que no hay en mi mano maldad ni transgresión alguna; y que no he pecado contra ti, aunque tú estás cazando mi vida para quitármela.
DIJO entonces David consigo mismo: Ahora bien, yo voy a perecer algún día por mano de Saúl. No me queda otro partido mejor que escaparme del todo a tierra de los Filisteos: para que Saúl se desespere respecto de mí, y no me busque más en todos los términos de Israel: así escaparé de su mano.