Gritó otra vez Jonatán tras el muchacho: ¡Ligero, date prisa, no te pares! Recogió pues el muchacho de Jonatán las flechas, y vino a su señor.
Y llegado que hubo el muchacho, al lugar de la flecha que había tirado Jonatán, dió voces Jonatán tras el muchacho, diciendo: ¿No está la flecha más allá de ti?
Mas el muchacho nada entendía; solamente Jonatán y David entendían el asunto.