Mas aconteció a la mañana, el día segundo de la nueva luna, que permaneciendo aún vacío el puesto de David, dijo Saúl a Jonatán su hijo: ¿Por qué no ha venido el hijo de Isaí a comer, ni ayer, ni hoy?
diciendo: Ruégote me permitas ir: porque en aquella ciudad tenemos un sacrificio para la familia; y mi mismo hermano me ha mandado estar presente. Ahora pues, si he hallado gracia en tus ojos, ruégote me dejes ir, para que vea a mis hermanos. Por este motivo no ha venido á la mesa del rey.
Si me echare menos tu padre, entonces dirás: David me pidió con instancia que le permitiera correr a Betlehem, su ciudad; porque se celebra allí el sacrificio anual para toda la familia.