David pues huyó, escapándose, y vino a Samuel en Ramá, y le dijo todo lo que Saúl había hecho con él. Entonces se fueron, él y Samuel, y habitaron en Nayot.
Confesad pues vuestros pecados los unos a los otros, y orad los unos por los otros, para que seáis sanados. Mucho puede la suplica ferviente del hombre justo.
¶Y por la mañana madrugaron y adoraron delante de Jehová; luego regresaron y vinieron a su casa en Ramá. Y llegóse Elcana a Ana su mujer, y Jehová se acordó de ella.
Por fin él mismo fué a Ramá; y llegado que hubo al pozo grande que había en Secú, preguntó, diciendo: ¿En dónde están Samuel y David? Y se le respondió: He aquí que están en Nayot en Ramá.
Y él fué allá a Nayot en Ramá; mas estuvo también sobre él el Espíritu de Dios, de manera que siguió adelante, andando y profetizando, hasta que llegó a Nayot en Ramá.
ENTRETANTO David huyó de Nayot en Ramá, y llegando, dijo en presencia de Jonatán: ¿Qué he hecho? ¿cuál es mi iniquidad y cuál mi pecado, delante de tu padre, para que siga buscando mi vida?
Entonces los siervos de Aquís le dijeron: ¿No es éste David, el rey de la tierra? ¿no fué de éste mismo de quien se respondían en coros los unos a los otros, cantando: Hirió Saúl sus miles, mas David sus diez miles?
¶Y Samuel era ya muerto, y todo Israel le había hecho lamentación; y le habían enterrado en Ramá, es decir, en su propia ciudad; y Saúl había extirpado del país los nigromantes y los adivinos.