Por lo cual Saúl envió los mensajeros para que viesen a David, diciendo: Hacédmele subir acá en su misma cama, para que le mate.
si, al contrario, no han dicho los hombres de mi tienda: ¿Quién hallará uno siquiera que de su alimento no se haya saciado?
Maquina el malo contra el justo, y cruje sobre él sus dientes.
sus pies corren veloces a derramar sangre;
Y cuando envió Saúl los mensajeros para prender a David, ella les dijo: Está enfermo.
Entraron pues los mensajeros, y ¡he aquí el ídolo doméstico en la cama, con la almohada de pelos de cabra a la cabecera!
Y escuchó Saúl la voz de Jonatán; de manera que juró Saúl, diciendo: ¡Vive Jehová que no será muerto!