En esto llegaron los siervos de Absalom a donde estaba la mujer, dentro de la casa, y dijeron: ¿En dónde están Ahimaaz y Jonatán? Y la mujer les respondió: Han pasado el arroyo de las aguas. Ellos pues los buscaron; mas no hallándolos, se volvieron a Jerusalem.
Y aconteció que cuando iban a cerrar la puerta, siendo ya obscuro, los hombres salieron; no sé a dónde se hayan ido aquellos hombres. Seguid prestamente en pos de ellos, que los alcanzaréis.
Entonces Saúl envió mensajeros para prender a David. Mas como ellos viesen la compañía de profetas que estaban profetizando, y a Samuel en pie que los presidía, estuvo sobre los mensajeros de Saúl el Espíritu de Dios, de manera que ellos también profetizaron.