¶Entonces el rey David fué y se sentó delante de Jehová, y dijo: ¿Quién soy yo, oh Señor, Jehová, y cuál es mi casa, para que me hayas elevado hasta tal punto?
Ella entonces cayó sobre su rostro, postrándose en tierra, y le dijo: ¿Por qué he hallado gracia en tus ojos, para que hagas caso de mí, extranjera como soy?
Y hablaron los siervos de Saúl al oído de David estas palabras. A lo cual respondió David: ¿Acaso es cosa liviana en vuestro parecer ser yerno del rey, mayormente siendo yo un hombre pobre, y de ninguna estimación?
A lo que respondió Saúl: ¿No soy yo benjamita, de la más pequeña de las tribus de Israel? ¿y no es mi familia la menos importante de todas las familias de las parentelas de Benjamín? ¿por qué pues me dices a mí semejante cosa?