Hirió además a un egipcio, hombre de tamaño colosal, de cinco codos de altura; y en mano del egipcio había una lanza, como enjullo de tejedor; mas descendió contra él con un báculo, y arrebatando la lanza de la mano del egipcio, le mató con su misma lanza.
Y fuí yo quien destruí delante de ellos al Amorreo, cuya altura era parecida a la de los cedros, y él era fuerte como las encinas; sin embargo de lo cual, destruí su fruto de la parte de arriba, y sus raíces de la parte de abajo.
Porque solamente Og, rey de Basán, quedaba del resto de los gigantes. He aquí su cama, cama de hierro, ¿no está todavía en Rabbá de los Ammonitas? de nueve codos es su longitud, y de cuatro codos su anchura, según el codo de un hombre.
Y estaba aún hablando con ellos, cuando he aquí aquel campeón que venía subiendo contra ellos, el Filisteo de Gat, llamado Goliat, que salía de las filas de los Filisteos; y habló conforme a las mismas palabras de antes: y oyólas David.