Mil huirán por la amenaza de uno solo, y a la amenaza de cinco, huiréis todos; hasta que seáis dejados como un palo alto en la cumbre de un monte, y como bandera sobre una colina.
Y cuando fué dado aviso a la casa de David, diciendo: la Siria se ha confederado con Efraim, conmovióse su corazón, y el corazón de su pueblo, como se agitan los árboles del bosque delante del viento.
Y en cuanto a los que quedaren de vosotros, infundiré timidez en sus corazones en la tierra de sus enemigos, de modo que los ponga en fuga el ruido de una hoja que vuele; y huirán como quien huye de la espada, y caerán sin que nadie los persiga.
También vimos allí a los gigantes, hijos de Anac, de la raza de los gigantes: y éramos nosotros a nuestros propios ojos como langostas; y así también éramos a los ojos de ellos.
Y estaba aún hablando con ellos, cuando he aquí aquel campeón que venía subiendo contra ellos, el Filisteo de Gat, llamado Goliat, que salía de las filas de los Filisteos; y habló conforme a las mismas palabras de antes: y oyólas David.
Y decían entre sí los hombres de Israel: ¿Habéis visto a ese hombre que viene subiendo acá? ¡pues sube para desafiar a Israel: y será que al hombre que le matare le enriquecerá el rey con grandes riquezas, y le dará su hija por mujer, y a la casa de su padre la hará libre de impuestos en Israel!