Pero el pueblo tomó del despojo ovejas y bueyes, las primicias del anatema, para sacrificarlos a Jehová tu Dios en Gilgal.
Y dijo el hombre: La mujer que pusiste aquí conmigo me dió del árbol, y comí.
Y dijo Jehová Dios a la mujer: ¿Qué es esto que has hecho? Y respondió la mujer: La serpiente me engañó, y comí.
porque esto pudo haberse vendido a gran precio, y darse a los pobres.
Dijo entonces Saúl: De los Amalecitas los han traído; pues tuvo el pueblo lástima de lo mejor de las ovejas, y de los bueyes, reservándolos a fin de ofrecerlos en sacrificio a Jehová tu Dios: pero lo restante lo destruimos completamente.