TOMÓ entonces Samuel una redoma de aceite, y derramólo sobre la cabeza de Saúl, y besándole, dijo: ¿No es por cuanto Jehová te ha ungido por príncipe sobre su herencia?
También en tiempo pasado, cuando Saúl era rey sobre nosotros, fuiste tú el que sacabas a campaña, y volviste a traer a Israel. Además te ha dicho Jehová: Tú pastorearás a mi pueblo Israel, y tú serás el caudillo de Israel.
Vuelve, y di a Ezequías, caudillo de mi pueblo: Así dice Jehová, el Dios de David tu padre: He oído tu oración, he visto tus lágrimas; he aquí que te voy a sanar: al tercer día subirás a la Casa de Jehová.
ENTONCES el profeta Eliseo llamó a uno de los hijos de los profetas, y le dijo: Ciñe tus lomos, y tomando esta redoma de aceite en tu mano, anda a Ramot-galaad;
A lo que dijeron ellos: ¡Mentira! Rogámoste nos lo digas. Y él respondió: Tal y tal cosa me habló, diciendo: Así dice Jehová: Yo te he ungido por rey de Israel.
Tómate también de las especias más excelentes, de mirra pura quinientos siclos, y de canela aromática la mitad de esto, es decir, doscientos cincuenta, y de caña aromática doscientos cincuenta,
La porción de Jacob no es parecida a ellas; porque él es el Hacedor de todas las cosas, e Israel es la tribu de su herencia; Jehová de los Ejércitos es su nombre.
Así fuiste adornada de oro y de plata; y tu vestido era de lino fino blanco, y de seda, y de obra recamada; y comiste flor de harina, con miel y aceite; y fuiste sumamente hermosa, y prosperaste hasta llegar a dignidad real.
Y ahora pecan más y más, y de su plata han hecho para sí imágenes fundidas, ídolos fabricados según su propia inteligencia; todo ello obra de artífice: de ellos se dice: Ofrecen en sacrificio hombres, y besan a becerros.
Pues convenía a aquel para quien son todas las cosas, y por medio de quien son todas las cosas, habiendo de llevar muchos hijos a la gloria, hacer perfecto al autor de su salvación por medio de los padecimientos.
¶Y cuando hubo tomado el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos cayeron sobre sus rostros, delante del Cordero, teniendo cada cual un arpa, y tazones de oro llenos de incienso, que son las oraciones de los santos.
Heme aquí; testificad contra mí delante de Jehová y delante de su ungido, o cúyo buey he tomado, o cúyo asno he tomado, o a quién he hecho extorsión, o a quién he oprimido, o de cúya mano he admitido un regalo para cegar mis ojos con él; y se lo devolveré.
Ahora empero no permanecerá en pie tu reino. Jehová ha buscado para sí un hombre conforme a su corazón, a quien Jehová ha nombrado príncipe sobre su pueblo; por cuanto tú no has guardado lo que él te mandó.
Samuel pues le dijo: ¿No eras pequeño en tus propios ojos cuando fuiste constituído cabeza de las tribus de Israel, y te ungió Jehová por rey sobre Israel?
ENTONCES dijo Jehová a Samuel; ¿Hasta cuándo estarás lamentando a Saúl, ya que yo le he desechado para que no sea rey sobre Israel? Llena tu cuerno de aceite, y anda, que yo te enviaré a Isaí bet-lehemita; porque de entre sus hijos me he provisto de rey.
Y Samuel tomó el cuerno de aceite, y le ungió en medio de sus hermanos: y apoderóse el Espíritu de Jehová de David desde aquel día en adelante. Luego Samuel se levantó y fué a Ramá.
¡Jehová, --serán desbaratados los que contiendan con él! desde los cielos tronará sobre ellos. Jehová juzgará los fines de la tierra; dará también fortaleza a su Rey, y ensalzará el cuerno de su Ungido.
y dijo a sus hombres: ¡Nunca permita Jehová que yo tal haga contra mi señor, el ungido de Jehová, a saber, que extienda mi mano contra él; porque es el ungido de Jehová!
¡No permita nunca Jehová que yo extienda mi mano contra el ungido de Jehová! Pero toma ahora, te ruego, la lanza que está a su cabecera, y el jarro de agua, y vámonos.
Ahora pues, oye su voz; esto no obstante, protesta solemnemente contra ellos, y pon delante de ellos lo que será el uso del rey que va a reinar sobre ellos.
Como a estas horas el día de mañana te enviaré un hombre del país de Benjamín, a quien ungirás por príncipe sobre mi pueblo Israel, y él salvará a mi pueblo de mano de los Filisteos; porque he mirado propicio a mi pueblo, por cuanto ha llegado a mí su clamor.
Ellos iban bajando por el extremo de la ciudad, cuando Samuel dijo a Saúl: Di al mozo que pase delante de nosotros (y él pasó adelante); mas tú, le dijo, deténte por ahora, para que te haga oír una revelación que tengo de Dios.