confirmando las almas de los discípulos, y exhortándolos a que permaneciesen firmes en la fe, y enseñándoles que es necesario que por medio de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios.
No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea común a los hombres: mas fiel es Dios, el cual no permitirá que seáis tentados más allá de lo que podáis sufrir; sino que, juntamente con la tentación, proveerá también la vía de escape, para que podáis sobrellevarla.
Pues aunque estoy ausente en la carne, estoy sin embargo con vosotros en espíritu, regocijándome al ver vuestro buen orden, y la firmeza de vuestra fe en Cristo.
Pelea la buena pelea de la fe; echa mano de la vida eterna, a la cual has sido llamado, y has confesado la buena confesión, delante de muchos testigos.
Mas aun cuando padeciereis por causa de la justicia, bienaventurados seréis. No os amedrentéis a causa del temor que ellos inspiran, ni seáis turbados;
sino antes regocijaos, por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo; para que también, cuando su gloria fuere revelada, os regociéis con gozo extremado.
¶Yo Juan, vuestro hermano, y participante con vosotros en la tribulación, y en el reino y la paciencia de Jesucristo, estaba en la isla llamada Patmos, a causa de la palabra de Dios y del testimonio de Jesús.
Y les fué dada, a cada uno de ellos, una ropa blanca; y se les dijo que descansasen todavía un poco de tiempo, hasta tanto que se cumpliese el numero de sus consiervos también, y de sus hermanos, que hubiesen de ser muertos, así como ellos.
Y yo le dije: Señor, tú lo sabes. Y él me dijo: Éstos son los que salen de la grande tribulación, y lavaron sus ropas, y las emblanquecieron en la sangre del Cordero.