¡Acuérdate de tu Congregación que adquiriste de antiguo tiempo, que redimiste como la porción de tu herencia; de este Monte de Sión, donde has habitado.
A las débiles no habéis corroborado, a las enfermas no habéis curado, a las perniquebradas no habéis vendado, a las dispersas no habéis hecho tomar al redil, a las perdidas no habéis buscado; sino que con fuerza las habéis regido, y con rigor.
¡Pastorea a tu pueblo con tu cayado, el rebaño de tu herencia, que habita solitario en la selva, en medio del Carmelo! ¡pazcan ellos en Basán y en Galaad, como en los días de la antigüedad!
Pero tú y tus hijos juntamente contigo os encargaréis de vuestro sacerdocio en todo lo concerniente al altar y a lo que está adentro del velo, y en esto serviréis. Como servicio donado os he dado vuestro sacerdocio; y el extraño que se acercare será muerto.
Mirad por vosotros mismos, y por toda la grey, sobre la cual el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para pastorear la iglesia de Dios, la cual él adquirió para sí con su misma sangre.
¶Vosotros, al contrario, sois una raza escogida, un sacerdocio real, nación santa, pueblo de posesión exclusiva; a fin de que manifestéis las excelencias de aquel que os ha llamado de las tinieblas a su luz maravillosa;