Y sucedió que como acabasen los camellos de beber, tomó el hombre un pendiente de oro, de medio siclo de peso, y dos brazaletes para poner sobre sus manos, del peso de diez siclos de oro.
Y le pregunté, diciendo: ¿De quién eres hija? Y me respondió: Hija de Betuel, hijo de Nacor, a quien Milca le parió. Entonces le puse este pendiente en la nariz, y los brazaletes en las manos;
¶Entró pues Jehú en Jezreel. Y cuando oyó Jezabel lo sucedido, se pintó los ojos con antimonio, y adornando su cabeza, se puso a mirar desde una ventana.
Y ACONTECIÓ al tercer día, que Ester se vistió regiamente, y se puso de pie en el atrio de la casa del rey, el de más adentro, en frente de la casa real; y el rey estaba sentado sobre el trono de su reino, en la casa real, frente a la entrada de la casa.
Al contrario, pedirá cada mujer a su vecina y a la que mora en su casa, alhajas de plata y alhajas de oro, y vestidos; y los pondréis sobre vuestros hijos, y sobre vuestras hijas; y despojaréis a los Egipcios.
Vinieron pues así hombres como mujeres, cuantos tuvieron corazón espontáneo, trayendo broches, y pendientes, y anillos, y collares de cuentas, en fin, toda suerte de alhajas de oro; es decir, toda persona que presentó ofrenda de oro a Jehová.
¶Hizo también la fuente de bronce, con su base de bronce, fabricándola de los espejos de las mujeres de la milicia sagrada, que asistían a la entrada del Tabernáculo de Reunión.
¡DESPIÉRTATE, despiértate! ¡vístete de tu fortaleza, oh Sión! ¡vístete tus ropas de hermosura, oh Jerusalem, ciudad santa! Porque no volverá más a entrar en ti el incircunciso y el inmundo.
Con sumo gozo me regocijaré en Jehová; mi alma se alegrará en mi Dios: porque me ha hecho vestir ropas de salvación, me ha cubierto con manto de justicia; como el novio, cual sacerdote, se viste espléndidamente, y como la novia se engalana con sus joyas.
Y tú, una vez desolada, ¿qué harás? Aunque te vistas de escarlata, aunque te engalanes de adornos de oro, aunque te pintes los ojos con antimonio, en vano querrás embellecerte: te desprecian tus amantes; buscan tu vida.
Y además, habéis enviado a traer hombres de lejos; a quienes fué enviado mensajero, y he aquí que vinieron: para los cuales tú te lavaste, te pintaste los ojos, y te adornaste de tus galas;
Y no os conforméis con este siglo, sino antes transformaos, por la renovación de vuestra mente; para que hagáis experiencia de cuál sea la buena, la acepta y la perfecta voluntad de Dios.